Sobre la obra
http://valentina-lujan.es/C/Con alguna ayuda de mi amigo.pdf
si bien, y en honor a la verdad, no me sentía obligado a deberle por ello gratitud alguna ya que esta, la mía, “mi Sonia”, se estaba aprovechando muy poco del temperamento dulce y sereno que adornase —a juzgar por el esbozo muy en esquema que me proporcionara él en el Cofee & Shop la tarde lluviosa de nuestro reencuentro— a una moribunda cuando, en pura lógica , apuntó él mismo tal vez por animarme, qué arrestos, ni qué energías, ni qué ganas de soltar exabrupto ninguno ni proferir insultos o pegar portazos cabría esperar de quien está exhalando su último suspiro.
Apunte que me vino muy mal si he de ser sincero y aun a riesgo de quedar como un desagradecido porque —justo ahora que me empezaba a hacer yo la ilusión de ir cogiéndole el tranquillo a eso de ser escritor y me sentaba fatal tener que desviarme del tema que más o menos tenía un poco trazado para dedicarme a un dar unas gracias con el que en absoluto había contado y del que me preocupaba cómo resolver sin que sonara a falso o, peor aún, poco efusivo; ese muchas gracias que se da al recibir el cambio cuando has pagado una barra de pan o, intentando abrir el portal con las dos manos ocupadas porque además del pan traes un traje que has recogido del tinte y un paraguas porque está lloviendo, un vecino que salía te cede el paso y, además, te sujeta la puerta— , me preguntaba para mis adentros con un distraído gesto de cabeza y esbozo de sonrisa al vecino porque andaba ocupado, en el teléfono, recuerdo, concertando una cita con mi dentista porque llevaba dos días doliéndome una muela, cómo coño se plasma por escrito un muchas gracias efusivo sin tener que explicar al lector que es efusivo; y que lo entienda, claro, y no se quede pensando que eres un borde o un soso inexpresivo porque, el vecino, comprensivo, sí encontrará perfectamente razonable que no vayas por el mundo contando al primero que se te cruza que te está doliendo una muela, ¿no?
O, bueno, yo por lo menos lo veo así.
versaciones
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.