About the work
http://valentina-lujan.es/N/necoraop.pdf Era una tarde de verano y estábamos en Mugardos. Pasábamos unos días por aquella zona de Galicia y con frecuencia íbamos allí, a la caída de la tarde, incluso aunque no nos quedara demasiado cerca — nos movíamos mucho y la mayor parte de las veces sin haber establecido un rumbo, tirábamos por cualquier carretera y a alguna parte llegaríamos —, sólo por el capricho de tomar marisco. Han pasado no menos de treinta y cinco años, de manera que no sé imaginar cómo será en la actualidad el pueblo, pero, en mi recuerdo, sólo había un bar, un establecimiento pequeño y de aspecto bastante rústico en el que solíamos ser — quizá por la hora, intermedia, ni de comer ni de cenar — la única clientela. Debimos de aparcar un poco lejos — no sé por qué ya que por entonces no había tanto turismo, las carreteras de Galicia no eran de las mejores del mapa, y además ya estábamos en septiembre — y caminábamos, hablando, riéndonos, un tramo de acera… No habría sucedido si hubiésemos aparcado cerca. Nada sorprendente, ni pintoresco, ni especialmente digno de ser recordado; es tan sólo una anécdota que ha vuelto a mi memoria varias veces a lo largo del tiempo. Pocos metros antes del bar había una pastelería, muy cerca, casi al lado, y al pasar (siempre me ha gustado tanto el dulce) miré el escaparate. Debe de ser que alguno de los pasteles me resultó muy apetecible, y que hice el gesto de entrar, y pedirlo, y comérmelo. Ella, entonces, paró de lo que estaba diciendo para preguntar con algo de impaciencia, o sequedad, “¿quieres una nécora o quieres un pastel?”. Mis palabras no las recuerdo, pero sí que le contesté (juro que sin mosquearme y en tono perfectamente sereno) que no era incompatible; yo me comía el pastel en un momento, allí, de pie en la pastelería, y seguido nos metíamos en el bar y tomábamos la nécora, o lo que fuese, sentadas y conversando y riéndonos, como de costub… Me atajó bastante expeditiva replicando, con el grito en el cielo (que es una forma coloquial de decirlo, jamás gritaba y su voz era además muy pequeñita; costaba que la oyesen y cuando quería algo decía “pídelo tú”), que eso no era lógico y que cómo iba a tomar un pastel y de postre una nécora... Etiqueta: Armisticios Categoría: Prosa
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.