Sobre la obra
http://valentina-lujan.es/alicia/siempretep.pdf
– Siempre te pasa ― dice mi amigo, y sigue, un rato como hablando sólo:
» Cuando te atascas es lo que haces.
» En lugar de reconocer honestamente y asumiendo tu incompetencia que te has atascado y aceptarlo, eso es lo que haces: seguir.
» Seguir a la buena de Dios y sin rumbo ni norte en la esperanza de que, a la palabra siguiente, o dos renglones más abajo, te venga la inspiración maravillosa…
» ¿Pero y si no te viene?
» Que en infinidad de ocasiones no te viene y, cuando no te viene, pero no en la palabra siguiente o dos renglones más abajo sino al cabo de tres o cuatro folios que no tienes la más remota idea de para qué van a servirte ni si vas a poder o saber hacer algo con ellos después de toda una tarde tirada por la borda, todo lo que puedes hacer para no desesperarte es ponerte tan contento y: “mira, entre unas cosas y otras ya tengo cuatro”… o cinco o seis o siete o los que sean y, si suena el teléfono llamándote tu madre o algún amigo que pregunta “qué tal” o “qué haces”, encogerte de hombros y, quitándote importancia muy cargado de resignación, contestar “aquí, escribiendo” y quedarte tan fresco.
» Pero para eso, para ponerse tan contento y decir a la madre o a un amigo “aquí, escribiendo” y quedarse tan fresco, es necesario haber tirado toda una tarde por la borda con… pues eso: cuatro folios inservibles por lo menos.
» ¡Si yo eso lo entiendo!
» Cuatro folios y de ahí para arriba porque, en caso contrario, se te pondrá un humor espantoso y te angustiarás pensando que el teléfono sonará en cualquier momento y tú – que eres muy riguroso para con tu trabajo – no podrás decirlo con la cabeza bien alta o, si lo dices, será en un tono tan poquito convincente que tu madre, o el amigo, al escuchar esa voz gangosa y mortecina te preguntará que si es que te pasa algo; entonces tú responderás que no, que no te pasa nada…
» – ¿Nada?
» – Nada, nada; de veras — responderás…
» – No sé — rezongará, si la que llama es tu madre —; pero a mí me parece que te noto un poco resfriado.
» Y te recomendará que te tomes un ponche calentito con una aspirina y colgará. Pero si es un amigo insistirá.
» Insistirá con “vamos, déjate de tonterías; sé perfectamente que algo te pasa” …
– ¿Te será tan difícil, llegados a este punto y tan bien que va — y noto que ahora la pregunta no es ya de una madre o un amigo, que quien la formula es él personalmente y que me la está dirigiendo a mí —, tirarme con habilidad de la lengua para que yo, que soy quien tiene los recursos porque para eso soy el escritor, te dé una pista por lo menos de por qué estoy deprimido para que, desde ahí, puedas seguir sin necesitad de inventar no sé qué tontería de una novia que jamás he tenido?
– No lo sé — le contesto —; es más: no me lo he planteado tan siquiera. Tú dijiste que no hablase… que no escribiese, y que me olvidase de tu humor ¿Es que ya no te acuerdas?
– Pues no… De lo que sí conservo una idea, aunque vaga, en cambio, es de que tenía algo… una noticia, creo, que darte…
– Ah, pues… No sé… ¿Una noticia?
– Una noticia, sí: estupenda. Una noticia estupenda que creía, ahora te acuerdas bien (o revisa los papeles si no), que me haría gracia.
(Continuará)
Ver nota abajo, que aquí no va a caber y es importante.
Nota: Hasta aquí, con su continuará con sus paréntesis y con su pie de página incluido, escribí yo como continuación y enlace a y los folios han resultado ser cuatro que el lector, si está siguiendo un orden lógico, habrá encontrado en el archivo anterior, o en cualquier otra parte si ha preferido seguir un orden ilógico.
Pero, a Lola, que debió de encontrar la llave del cajón aunque olvidé como tantas veces decirle dónde la había escondido, debió de no gustarle o, al menos, no parecerle bueno del todo porque, cuando regresé a comer (y que no fueron lentejas porque me acuerdo que fue uno de los días en que se le pegaron; me había preparado, a cambio, una ensalada de mango con aguacate y rúcula, que estaba muy rica), encontré, sobre el escritorio, la siguiente nota que, aunque no sé si escribió ella como rectificación o como tan solo sugerencia, enlazo aquí al objeto de que sea el propio lector quien, de forma totalmente personal y subjetiva, se forme su propia opinión acerca de cuál de las dos soluciones, o versiones, le parece mejor.
Versaciones
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.