Sobre la obra
http://valentina-lujan.es/N/nubes.pdf
En el intermedio, entre la nube roja y la malva, una imagen tuya viene a verme ataviada con las galas menos idóneas, de entre todas las galas posibles, para ocasión tan memorable y olvidada, por completo, de que llevaba eternidades esperándote y de que no iba a saber bajo semejante disfraz reconocerte.
Quiero, por contentarla en la ilusión de que con su alborozo me regale un rostro donde poder percibirte, ofrecerle algo mejor, más aparente; pero rehúsa apenas con el gesto y se mantiene lejos de mí, obstinada y terca, dispuesta en absoluto a emitir una sola palabra.
Continúo, sin embargo, esparciendo mi ajuar ante su mirada, ausente y desasida de todo cuanto pueda representar un esfuerzo ya denodado ya baldío por algo que se podría denominar, entre comillas, hacerse querer atenta, tan sólo, a medir escrupulosamente todos y cada uno de mis movimientos y mis gestos.
Quiero pensar ‟eso es trasmitir serenidad” y que desde la serenidad, y por más que fuera falsa, sería capaz de hacer acopio de generosidad para darme largas y, con calma, ofrecer un margen de confianza a la posibilidad remota de que el tiempo corra, aun sin prisa, a favor de mi encuentro contigo.
Pero no lo logro.
No consigo pensarlo frente a su mirada franca, abiertamente recelosa, desconfiando tanto de que ni en la imaginación más atrevida exista una imagen generosa hasta el extremo de poder estar dispuesta a tanto como de que sus mediciones hayan sido correctas.
Y en el intermedio, entre la nube roja que se aleja y la nube malva que no alcanzo, una imagen tuya viene a verme.
1 de noviembre de 2015
Deliquios
Prosa
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.