Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/alicia/elmenordelos.pdf
que organizó, por cierto, una buena escandalera antes de partir negándose a separarse aunque fuese nada más un ratito del abuelo, con el que tan encariñado estaba.
Se consideró entonces la posibilidad de que fuera el mayor quien nos acompañase ― en la señora Ramírez madre, tan atenta siempre a sus obligaciones y hora que estaba siendo ya casi de preparar la merienda a su esposo, no había ni que pensar ―, pero hubo que desistir porque el chico había perdido tanto tiempo con la traducción de las explicaciones del abuelo, primero, y luego traduciéndole a él todo cuanto había ido diciendo la vecina, que iba enormemente retrasado con sus deberes y no quedó más alternativa que la de que fuese él (el pequeño) con los padres para que, así , los grupos quedaran igualados y por doble partida, encima; porque además de quedar equilibrados tres y tres había, en ambos, dos adultos y un niño de manera que, cuando luego se echaran las cuentas de cuánto había retrocedido un grupo y cuanto había dejado las cosas como estaban el otro, el resultado fuese que las fuerzas habían estado niveladas.
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Y aunque a lo mejor se habría podido evitar si, como usted bien dice, que eso lo dice bien, hubiera usted sido un tipo con más recursos o por lo menos más seguro de usted mismo y capaz de, con sus propios medios y valiéndose tan sólo de sus dotes de improvisación, urdir una historia con que mantener ya que no en ascuas puesto que el tema no podía — según usted, que siempre se las has apañado y perdone que se lo diga para eludir la molestia de buscar las vueltas a las dificultades — pese a sus denodados esfuerzos por sentirse optimista — y perdóneme otra vez que vuelva a decírselo pero es que es la pura verdad, que usted habrá hecho esfuerzos denodados en la vida, que no voy a negarlo yo, pero ninguno por sentirse optimista, reconózcalo — dar para tanto sí por lo menos entretenido a su amigo mientras lo estuviese leyendo de manera que, una vez un poco desorientado él, confundido entre la realidad suya y la ficción de usted, perdida la noción de dónde exactamente estaba la línea divisoria del tiempo y del espacio suyos y los que le mostraba usted, se viera (otra vez él) inducido a considerar que si había algo que no terminaba de resultarle...
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Lo siento, pero aquí tuve que dejarlo porque debió de hacerme efecto el Alka Seltzer y al sentárseme el estómago me relajé, y como ya más tranquila me fui adormilando y las ideas se me fueron oscureciendo no tuve la cabeza ya para seguir y me metí por fin en la cama. Así que no sé si le habré servido de mucho.
Cuando quiera algo más déjeme los papeles en el cajón de siempre. Y la llave en el sitio habitual, no haga experimentos porque si la encuentro en otra parte no sé si es para mí ni qué tengo que hacer.
Versaciones, Lola
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.