Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/A/alaninadelas.pdf
Algún abalorio suelto de algún collar que fue un día adorno de tu persona y de tu figura había, perdido entre cachivaches y cosas que no servían, en algún cajón de un mueble de aquella casa vacía.
Algún abalorio suelto y alguna risa perdida para la causa sin rumbo que no fue nunca tu vida ni el para qué de tu paso por este lugar de huida donde sólo hallan su sitio los que saben tener prisa por acercarse a qué quieren, qué los mueve, qué los guía.
Algún abalorio suelto y en algún lugar la herida de fracasos, desencantos, sinsabores y agonías en los que te debatiste y creció en ti la desidia, la desgana, la distancia, la premura por ser otra y no la que conocían quienes pudiendo evitarlo eligieron la más fría, más distante y menos nítida de las sendas que pudieran hacer perder la partida al desamor y al olvido y a la oscuridad que envuelve el pasado que algún día quiso ser lugar de encuentro entre fuerzas tan dispares como la que en ti alentaba y aquella otra que quería, llegada de no sé dónde ni qué objeto perseguía, borrar de ti lo que fuera aunque nadie lo entendía lo único que buscaste hasta el final de tus días.
Algún abalorio suelto y alguna ilusión perdida fue todo lo que encontraron los que sin odio ni ira dieron la vuelta a la llave que cerraba para siempre la puerta que zanjaría una historia sin sentido de qué fue lo que debía haber sido una existencia que se extinguió sin más pena ni gloria ni purgatorio que haber ido a la deriva.
Algún abalorio suelto y nada de aquella niña.
12 de septiembre de 2015
Exequias
Poesía
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.