Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/Y/yderetirada.pdf
Y de retirada,
en la curva que tuerce hacia el recuerdo estrecho donde ves que se engarza una cuenta de infamia y otra de entereza y luego discurre un trecho de incauto bostezo de hambriento rubor de exultante misteriosa espera;
allí,
junto a la cicatriz que dejase en su huida un rumor de espanto que escapó al risueño plañir de las horas tempranas que fueron guirnaldas de enlaces de llamas quebradas de rojo endiablado trepidando espeso,
pausado y mugriento dolor sin aliento,
verás un resquicio,
un arroyo fresco de arrojo de fértiles dislates sedientos buscando su parte,
la que les concierne,
de escuálidas ramas tiernas de dobleces que gimen al viento que agita ligero su ronda de nubes corriendo entre obscenas resonancias turbias de extrañas promesas que se disiparon sin dejar más pena en el alba blanca de la helada espera que la que se borra tan pronto se entera el alma del cuerpo que rindió la ofrenda.
16 de julio de 2017
Entelequios
Poesía
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.