Sobre la obra
http://valentina-lujan.es/D/deyerroyplomo.pdf
Palabras, a la deriva, de alabastro o de pirita; a remolque de carrozas, tiradas por mulas pardas; a retazos maldiciendo, y a las veces encomiando; a la mañana de sombras, claroscuros que las rozan apenas con dedos ásperos para a la noche volverse de seda ya sin la sombra de quehaceres rutinarios que las mancillan llorosas al demandar se pronuncien tan sólo por nombrar cosas.
Palabras, al descubierto, sin amparo y sin pretexto, las de la noche callada que les pide que le digan de qué hablar libre de trabas en la quietud que se extiende desde el ocaso hasta el alba, blanca, como el color que desprenden las miradas que no viendo allá en lo oscuro del cuerpo pasión a la que deberse, se demora, por no abrirse, de piernas a las demandas que entre requiebros sin gracia el amanecer promete.
Palabras, a cal y canto, encerradas bajo llaves tras las puertas que se abrieron cuando al principio del tiempo y sin voz que las mentase se quedaron, allí, quietas, haciéndose las dormidas o aun las muertas si les cabe, para que nadie las note ni las utilice en balde a la espera de que lleguen tiempos en que sean veraces sólo las que se pronuncien sin tener ni que nombrarlas.
Palabras, que se resisten, a ser tomadas por sabias cuando sólo se prodigan en obviedades que arrastran, a tirones, sin esfuerzo, desoyendo que se quejan del dolor que les produce ser dichas sólo por voces que se repiten cansinas sin darles tregua a mudarse y se rebelan, forzadas, mentirosas por no asirse de la traición de que emana el dejar que las pronuncien para significar nada.
Y la noche las acoge; la noche que les pidiera de qué hablar libre de trabas, las envuelve en su silencio y las guarda, tan calladas, en espera de que lleguen sus hermanas de oro y plata que las rescaten del yerro y del plomo que las lastra para elevarse ya libres de ser nunca más ansiadas ni utilizadas, a cuenta, llegada ya la mañana, de obtención de beneficios y derroche de vergüenza porque ¿y para esto me hablas?
26 de junio de 2018
Entelequios
Poesía
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.