Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/A/andaleydile.pdf
Ándale y dile a los locos, y a los ciegos, y a las doñas, y a todos los que te encuentres en tu vagar por zozobras que se aparten y se alejen, que tu tribular no rompan, que no se duelan del llanto que de tus ojos arrojan los mares en que se vierten los males que te acongojan y que sigan su camino, con sus sendas y sus trochas, con sus andares cansinos y con sus livianas sombras alargándose ligeras, desalmadas, retozonas, o con el caminar rápido, decidido, saleroso, que sin sombra de tristeza ni asomo de piedad roma te dejen a ti buscarte y encontrarte cuando, a solas, a oscuras en el silencio y acurrucada en tu alcoba donde ya no puedas verlos ni escuchar ellos tu sombra deslizándose sin ruido más allá de las alondras que no alcanzan en su vuelo más que si acaso las sobras restos de rastros de luces, lejanas y jubilosas, que te aguardarán gritando que por qué te demoraste desojada y ojerosa buscando con tus pupilas no importará ya qué cosa que olvidaste en el camino y encontraste cuando a solas en un rincón de tu alcoba te acurrucaste asustada pensando que estabas sola.
7 de marzo de 2012
Entelequios
Poesía
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.