Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/U/unavueltamas.pdf
Una vuelta más de tuerca a la rueda del molino que al cuello llevan colgada tantos necios y mezquinos como ruedan por el mundo dando tumbos y sin tino buscando sólo polémica e incordiar y dejar prestas las marcas de una arrogancia que ponderan su soberbia y la amargura biliosa amarillenta y podrida que destilan las palabras que vierten, como detritus, emponzoñado y nocivo sobre cuanto no acomoda a sus criterios malquistos ni a su intención muy torcida.
Una vuelta más de tuerca y un nuevo viejo camino que lleva a ninguna parte que no sea el viciado sitio de rencores y rencillas y de frustración airada contra todo y contra todas las criaturas de que estiman que les hurtaron, quién sabe, gozar de un protagonismo que ni supieron ganarse ni entienden por merecido por más que se desesperen queriendo obviar que mendigan lo que clamando por suyo proclama apenas su envidia.
Una vuelta más de tuerca a la embestida cansina que se demora en el nido ponzoñoso de la inquina que los mueve a debatirse, retorcerse y dar la vida, por morir si es necesario revolcándose en la indigna verbosidad repugnante que de sus almas destila un odio que no conoce más freno ni otra doctrina que la animosidad turbia, ponzoñosa y aguerrida, que los va debilitando y anegando sus sentidos hasta lograr anularlos y dejarlos reducidos a no más que qué otra cosa que piltrafas resentidas.
Una vuelta más de tuerca y otro volver a las mismas por las que una vez tras otra siempre al mismo son transita la querencia a no rendirse ni admitir que no está escrita en la frente de los ruines ni en las páginas del libro de los muertos aun en vida la letra de ningún cántico que ni glose ni bendiga ni ensalce la mala sangre y la muy grande estulticia que adorna a los lenguaraces que vanidosos porfían sin ton ni son ni más norte que el perseguir a porfía una gracia que no alcanzan porque su vileza esquiva.
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Coplillas
Poesía
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.