Sobre la obra
http://valentina-lujan.es/D/dejaladejala.pdf
Déjala, déjala irse,
no le pidas que se quede,
no le ruegues que responda a peticiones sin nombre
que no demandan más cosa, más sentido o más razones
que la razón sin retorno que se escapó a los rigores
del invierno de pensares que se pensaron deudores
de qué es sabido de siempre y de qué siempre fue el norte
de aguardar sueños que duermen acurrucados que imponen
las sombras que los fraguaron y les quitaron su noble
misión de ser de descanso, tranquilos, reparadores,
y volvieron destructivos, desafectos, impostores
de qué debió de ser nunca lo que engrasara los goznes
en que se encajen a un tiempo, sin chirriar ni causar roce,
las inquietudes del alma, y sus metas, y sus goces,
y las carencias que aquejan y duelen al que desoye
que más allá de la vida y la muerte y los temores
existe un lugar abierto que el viviente desconoce.
14 de octubre de 2014
Coplillas
Poesía
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.