Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/A/ayquesufro.pdf
Ay que sufro y que me duele del alma hasta los pinreles y la cabeza y los codos de clavarlos por si puede entrarme a mí en mi sesera qué es lo que busca el que pide ser feliz sin que le cueste intentarlo sin que importe el precio que ello requiere.
Ay que sufro, mucho mucho, y me retuerzo las mientes y las manos preguntando dónde encontraré qué tiene de dolorosa la vida y de doloso el presente que nos presenta la pifia que es el vivir con el siempre lamento que va parejo con no alcanzar qué se quiere.
Ay que sufro y que me duelo y me huele a mí que tiene el padecer sus arraigos en estar siendo rehenes de apremios y de premuras y de angustias y quereres y de deseos incumplidos que ni se sacian ni vienen a ser cosa de más fuste que el satisfacer placeres.
Ay que meso mis cabellos, y mis vestiduras rasgo, y quiero arrancar de cuajo del alma mía algún arraigo que me mantiene prendida, aferrada como a clavo ardiente que me lastima y que me quema las manos por no querer desprenderme de mi yo que no es ni mío y quizás ni me concierne.
Ay que sufro y que no encuentro los motivos del que arrienda sus ganancias a quimeras y que pierde sus posibles entregado a sinsabores que en bien ninguno revierte y rinden sólo tributo a pequeñez y a crecerse un poco más cada día en las razones más febles.
Ay que sufro y que me duele que me duela tanto el alma por sentirse presa ella de un cuerpo que ni la entiende ni comprende la medida de lo eterno que se cierne más allá de donde alcanza un entendimiento endeble que no sabe qué le aguarda cuando alcance a ser qué debe.
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Coplillas
Poesía
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.