Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/C/cuandolosmierc.pdf
Cuando los miércoles dejaron de perseguir a los mares hubo un gran desconcierto y corrió a grandes zancadas verdinegras el rumor — perverso, pero muy sonriente tras sus gafas con montura de crines adornadas de jaeces lo bastante festivos para que nadie se pusiera en lo peor—, insignificante todavía o muy lejano, de que se estaba tratando tan sólo de una errata que lo venía aquejando desde que meses atrás notase, como por azar y aun incipiente, un pequeño lobanillo en las cuatro y cinco que, si no las afeaba de momento, prometía sí — sin decidirse a jurar no obstante o por prudencia — llegar (puede que con retraso pero no tanto como para dejarlo en tierra, ahí, con todo su equipaje) a, pasado un tiempo que si excedía las veinticuatro horas habría dejado de pertenecerle, ofrecer un aspecto lo bastante repulsivo como para que nadie, ni siquiera los más diligentes o menos estresados, quisiera de buen grado transitar por el meridiano en el que se encontrase, solo y abandonado y, todo, porque un día quiso hacer algo distinto de lo que venía haciendo sin rechistar desde tiempo inmemorial semana tras semana.
Etiqueta: Exequias
Categoría: Novela
Registrado en Safe Creative
Código: | 1101058201339 |
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Fecha: | 05-ene-2011 14:07 UTC |
Autor: | E. Gargayo de la Frijolera |
Licencia: | Todos los derechos reservados |
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.