Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/P/palmaditasylau.pdf Palmaditas y laureles y festejos y jaranas y las pupilas que miran, con asombro, dilatadas, cómo se va diluyendo, de a pocos difuminando, la figura que fue sólo retorica que retando al tiempo y las decepciones y a las mentiras y engaños no resistió la embestida de verdades porfiando si lo cierto era lo visto, lo creído y lo escuchado, o lo veraz era el mudo, tan mezquino y tan taimado, silencio que sobrevino a la torpe farsa absurda que desveló una jugada en que los naipes marcados dieron al final la cara con su sonrisa de hielo más traidora y bien forzada forjada a fuerza de esfuerzos por no perder la partida, la apariencia ni las ganas de seguir siendo el emblema, el símbolo, la semblanza, de un dios que de tan soberbio no reparó en que dañaba qué hubo de puro algún día en quien por él se engañaba. 30/10/2012 Etiqueta: Entelequios Categoría: Prosa
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.