Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/U/undestornil.pdf para irnos centrando por lo menos en algo tangible y concreto de utilidad consensuada y específica; aunque también podíamos buscar la cajita de rapé del abuelo, o una de chinchetas para clavar en la pared alguna de las “obras de arte” realizadas con el fin de tapar los churretes que quedaron en ella cuando tuvimos que mandar quitar el aparato de aire acondicionado — todo el mundo sabe lo que es tener vecinos que lo denuncian a uno por cualquier bobada —, o un ovillo de bramante tan útil para no se sabe qué pero del todo imprescindible cuando lo que se está queriendo es, por ejemplo, rescatar uno de los muchos gatos callejeros que por accidente se caen al patio de la iglesia de los curas de la calle Oquendo. Ninguno se ha caído, sin embargo y por fortuna, en los últimos meses; y el bramante lo vimos ayer mismo en el cajón de las cucharas y al lado de un bolígrafo y cuatro pinzas de tender la ropa. En cuanto al destornillador — que, ya decimos, también podía estar siendo el objeto buscado — hallámonos en condiciones de afirmar que está bajo control porque nos lo encontramos cada día al tirar del cajón de la cómoda en que guardamos el cable del teléfono móvil enredado, casi siempre, con una cinta métrica amarilla y la correa de un reloj que no nos ponemos porque, además de marcar siempre las once y veinticinco, con el roce de la hebilla nos sale un sarpullido que nos tiene todo el rato rascándonos… ---------------- El procedimiento — la señorita hizo un alto en el dictado para explicarlo — consiste en atar el bramante a una jaula trampa con comida dentro. Cuando el gato entra y la jaula se cierra se sube a pulso. Y la señorita se rascó la muñeca, aunque no llevaba reloj y no podía picarle nada o no por lo menos la muñeca, y como miró el que había sobre el encerado y vio que estaba a punto de tocar la campana, dijo que mañana seguiríamos y se quitó las gafas; y se volvió a rascar la muñeca murmurando con los ojos en blanco — las de la primera fila contaron que la oyeron — que qué desorden y que si todo eso, en tono interrogativo, no debería estar en el cajón de las cucharas como en todas las casas normales. Etiqueta: Papeles Categoría: Telas
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.