Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/Dbre10/comodiosledioaent.pdf a cada una, pero sin explicarle, a ninguna, por qué a algunas las había adornado con la gracia de saber hacer labores tan primorosas como la del distintivo 21 y, a otras, tan hijas suyas como la madre de esas tontitas de apellido rimbombante — se lamentó la abuela paterna de Sonsoles — tan sositas como su nuera que, mira dijo, en el certamen, mirando desde su butaca el desfile de todas las participantes en, ha consentido la muy zángana que la niña se presente como quien dice en cueros, sin distintivo ninguno. Y que si no era una vergüenza. Y su vecina de asiento le dijo que no, que no se tenía que avergonzar de nada y que, muy por el contrario, debía de estar muy orgullosa si no de su nuera, que ya se sabe cómo son estas modernas, dijo, sí de la nieta porque… Pero como de la fila de atrás les chistaron para que dejasen de molestar con sus cuchicheos, se calló y el resto de la conversación se consigna en la nota al pie de la página de más arriba. Etiqueta: Papeles Categoría: Telas de araña
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.