Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/prosa/escorado.pdf escorado, tirando a borroso y medio de refilón o de soslayo aunque tal actitud nada mas fuese un intento no poco desmañado de no indisponerse con una autoridad que lo despreciaría por revelarse como entidad perturbadora de un orden que en absoluto, de momento al menos, hubiera sido justo ni de recibo el alterar considerando, por recomendación expresa del un poco chaparrito y grotesco alto funcionario encargado de dar lustre y brillo a los zapatos deslucidos de las damas —agotadas, es verdad y así se reconoció como legítimo y natural argumento hijo del cansancio que obviamente les causara tan larga caminata por tan escarpados vericuetos— que se apresuró, en persona y sin delegar en subalterno alguno, a postrarse de hinojos y frotar, frotar y frotar con el trozo de trapo de cocina de que se le abasteció a tal fin, hasta arrancar no de cuajo —era él hombre delicado en absoluto proclive a cualquier tipo de violencia—pero sí destellos que dejaron deslumbrada a una concurrencia que, aunque a ciegas y puramente a bulto, aplaudió con entusiasmo que dejó huella indeleble en los habitantes de aquel globo, suyo, de todos ellos, tan pequeño y tan terráqueo cómo lo vieran infinidad de veces sin dar crédito imaginando que era por puro efecto de la perspectiva y la distancia. 17 de junio de 2023 Etiqueta: Enteléquios Categoría: Prosa
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.