Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/susi/eldespert31.pdf ni ella, aunque nada más fuese hoy y nada más por variar y llevar la contraria a la vieja costumbre —adusta, mal encarada y mentirosa, agazapada siempre tras la justificación de “es mi deber, entiéndelo”; y, sí, por supuesto que Susi la entendía a la perfección y a contracorrientes y mareas, “bajas o altas a ti qué más te da” y, sobre todo o el aparador en que guardase aquella vajilla de porcelana inglesa de la que nada más quedaba ya una taza y con el asa rota que utilizaba para una vez lavados y dejados secar ir echando los huesos de cerezas que algún día cuando tuviese tiempo y Loctite pegaría sobre aquella tabla que sobró después de armar el armarito del baño, por puro sentimiento (nada práctico, si, pero muy suyo) de ecuanimidad— el biquini de flores ni a tiro, “panda de harpías cuándo os veré arder en los infiernos” de las lenguas de fuego… – De fuego, no, Susana ¿No ves que va a ser mucho? Extranjeras, mejor, rectificó; alguno de aquellos idiomas que jamás aprendió y en los que imaginaba que se dirían cosas distintas, o con más palabras, o a lo mejor con menos, vete tu a saber, de las que se le hubiesen pasado a ella jamás por la cabeza si se hubiera decidido a hablar… – Aunque sólo sea al espejo del baño ¿No? Ni pensarlo. Los espejos, aun de baño, que tendrían que ser los más pudorosos, tienen la poquísima vergüenza de repetir todo, sí, pero siempre del revés. Etiqueta: El despertador de la señorita Susi Categoría: Telas de araña
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.