Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/susi/eldespert35.pdf y que a mí me gustaría procurases no describir así de sopetón y a tontas y a locas simplemente porque sí; que si tengo que ser malvada, por ejemplo, entiéndeme a ver si me entiendes lo que quiero decirte, o cruel, o soberbia o vanidosa o despreciable o embustera a mí no es que vaya a parecerme mal, que hasta creo que me haría ilusión fíjate, pero que se me vea, que se me note a mí, por mi misma, y que tan pronto el lector me eche la vista encima, o bueno, tampoco demaseao pronto, en fin, que primero habrá, claro, que ir preparando el terreno, y para eso confío en ti y espero que no me defraudes, se percate de que soy una cosita de mucho cuidao, sí, pero que sea él el que se dé cuenta, no porque tú se lo digas y lo predispongas; que debo ser yo misma, o por lo menos así lo pienso yo, quien me descubra, sin querer, claro, porque entonces perdería ya gracia, por medio de mis propios actos, que, esos sí, estás para contarlos porque si no qué haces aquí. Pero todo lo demás, mi personalidá y mi carácter y mis defectos y mis virtudes, que alguna tendrás que ponerme, me figuro, para no exagerar porque los extremos muy extremosos quedan siempre, no sé cómo lo verás tú, de tan excesivos muy poquito creíbles, tiene que traslucirse como te estoy diciendo, créeme, que lo digo por tu bien y aunque sea mi mal, porque, de lo contrario, piénsalo y verás cómo tengo razón, tú, mi creadora, quedarías desprestigiada, mal vista y puesta en tela de juicio porque… Pero, ¿mestás atendiendo?, que te veo ahí tan al tecleo tan a lo tuyo que no sé si mescuchas – Pues claro que te escucho ¿Qué otra cosa podría o tendría que hacer? Pues no sé, pero. A ver, déjame ver —dice, y me aparta a un lado para ver la pantalla y que, dice, hay palabras mal escritas. – Exactamente como las has pronunciado ¿Ves como sí te escucho? Ya, oye, pero es que tampoco es ese; que así, de oído y a pura oreja… Y que todo el mundo se come alguna que otra letra cuando habla, que no veas las de mi pueblo, que son modismos, vicios, maneras de hablar y esas cosas, pero, al escribirlas… Además, ya te he dicho, si tengo que ser un cacho pécora lo seré, no pasa nada, pero con elegancia, con estilo, con clase… – No sé si voy a saberlo hacer. Que sí, mujer — y que no mee desanime, dice, pero yo me siento un poco Pero qué un poco qué… Si sólo tienes que dejarme ser yo, pero sin empujarme ni agobiarme. Que con paciencia y un poquito de mano izquierda ya verás cómo te salgo bien —y, debe de ser porque está cansada y quiere que lo dejemos, se pone de pie, y con las manos en la cintura se estira, y echa la cabeza hacia atrás, y bosteza ¿Lo ves? Ese gesto, ese bostezo, esas manos, ese estirarse, ese echar la cabeza hacia atrás… Es que se lo has visto hacer a alguien y, ahora, por rellenar, vas y hala me lo endosas a mí —y que si no me esmero, dice, si no pongo el alma en lo que me traigo entre manos y me limito en plan chapuza a juntar y pegar de acá y de allá cosas manoseadas y mil veces repetidas no seré un dios creador, una diosa, sino, tan sólo, una especie de operario en una cadena de montaje, aburrido –Sí, entiendo; rascándose los sobacos entre tornillo y tornillo Justo esperando a que suene la campana — y que si quiero, dice, puedo escribir axila – No, si ya, y a punto estuve; pero por si protestabas con que no es tu estilo; y, además, un tachó que no te gust Bah, mujer, si esto es en sucio; luego ya Etiqueta: El despertador de la señorita Susi Categoría: Telas de araña
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.