Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/L/laencontrarasentrepiedras.pdf La encontrarás entre piedras, y en los peces, y en la espera, y en esferas de relojes, y en la espuma y en las tiernas manecitas del bebé que, contento y sonriente, no te enseñará aun ni un diente ni te explicará qué quiere cuando llore y tú no entiendas qué hacer para que al fin puedas terminar con lo que intentas demostrar que, con paciencia, con pericia y con destreza, será la tarea perfecta que persigues, desde siempre, encumbrar a los altares elevados en las cumbres de los montes que discurren enfrente de donde zurcen las viejas los calcetines de sus nietos y otros miembros de los enjambres felices que componen el entorno del espacio en el que viven. La llevarás en las yemas, de los dedos, y en las trenzas, y en las pequeñas miserias que siempre en la espalda pesan; y a cuestas, por los senderos, y, a veces, cuando se enreda, escondida entre las hebras del pelo cuando te peinas o en la cuerda, cuando tiendas, edredones o manteles o un vestido u otra prenda de seda, o de tafetán, o riegues la enredadera que trepa hasta la ventana que, recuerdas, está abierta. La barrerás con la escoba y la freirás con aceite, y la descubrirás siempre que al escudriñar te aprestes a no dejar que se escape a tu escrutar el detalle que será determinante para que exclames, triunfante, que estás feliz de saberte quien, estupefacto a veces, desconcierta a los que sienten que debe de ser la fiebre lo que te tiene en el brete de decir que te arrepientes de no haber llegado a tiempo para extender sobre el césped los enseres que estuvieron escondidos entre fuertes arrebatos del temor que mascullaste entre preces y oraciones yuxtapuestas y entretelas y bodoques que bordaste cuando apenas despertaste de la siesta. Si entre tantos entresijos de palabrería molesta no dieras con la que debes descubrir que ella es la letra que te propone este juego que me traigo en la cabeza, no debes desesperarte, y regresar a las piedras, y a los peces (de colores, si los quieres), y seguir sin detenerte, ni pararte, ni sentarte, ni rascarte; ni darte tregua ni estarte pensativo yendo al traste o con tus huesos en tierra cuando te des de narices, de bruces — si no te aburres y es que eliges alejarte de este escrito y la promesa que de que, ya no sé si te lo dije, siguiendo en la brecha descubrirás que, en verdad, yo no te mentí al trenzar esta entelequia en que estás —, como quien dice, con lo que será la llave para encontrar que a empellones, a espuertas, a estornudos o a empujones o a enconados escozores, se llega, ya te lo dije, empezando por la letra con que termina este escrito y es justo la que te aflige. 13 de febrero de 2021 Etiqueta: Abecedario Categoría: Prosa
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Código: | 2304164062149 |
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Fecha: | 16-abr-2023 16:55 UTC |
Autor: | Valentina Luján |
Licencia: | Todos los derechos reservados |
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.