Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/alicia/porquehayquepon.pdf
Él, entonces, con ese sentido del humor tan un poquito desconcertante que a veces tiene y al que no terminaré jamás de acostumbrarme, dice que no tiene obligatoriamente que ponerse así; que no tiene por qué haber inconveniente alguno en que se ponga de cualquier otra manera “que a ti te resulte más sugerente para los fines a que la tengas destinada”; y que si en vez de ponerse ella — porque así yo lo decida — con la mano apoyada en el picaporte de la puerta hablando a su marido quiero que se ponga en otro lugar o en otra postura o haciendo otra cosa que no sea fregar sino pintando un cuadro al óleo, o tocando el piano, o rezando o bailando o montando en globo o haciendo unas maletas o esquí acuático y deseo, además, que no tenga marido, no tengo más quehacer que escribirlo y describirla, tal cual y a mi antojo; porque lo importante es saber definir al personaje, investirlo de una personalidad y mantenérsela en el tiempo concreto al que se esté circunscribiendo mi obra sin que ello sea, empero, óbice ni obstáculo para que si las circunstancias lo requieren tenga los cambios de humor o de estados de ánimo que pudiera estar teniendo cualquier ser humano en la vida real.
Y que haga (yo) el favor de no andar todo el rato mareándolo con cómo y dónde y con quién ha de estar en cada momento todo el que “por culpa de esa imaginación tan desbordante con la que te han adornado las musas” se me pase por la cabeza a cada instante…
– ¿Estamos?
He echado una ojeada al reloj mientras me habla, y cómo son las ocho menos cuarto de la tarde y acabo de recordar que hay apenas pipas y pienso muy poco, que ya lo advirtió Lola, le digo que sí a todo y, cosa excepcional, hoy soy yo el que da por finalizado nuestro encuentro.
Continuará
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Aunque no sé muy bien cómo lo haré.
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.