Sobre la obra
http://valentina-lujan.es/D/Motenprop.pdf
Prepara ventanas asimétricas, huevos duros y hornacinas con camafeos
que van más allá de los signos heráldicos de los monótonos escudos
nobiliarios, y mezcla, a continuación y a ritmo moderado que ni peque de
sorna ni adolezca de brío, los elementos en una proporción de dos a uno
ponderada por una medianía ecuánime y serena y nunca, salvo en casos
de puerta mayor de lo en justicia necesario para que pueda entrar y salir
con absoluta libertad un soplo de aire que se evitará — no en todos los
casos, ha de sobreentenderse, pero sí y por pura higiene cultural en los
extremos; que sabido es que tienden de forma espontánea a dorarse en
exceso —, en una medida de lo posible que debe intentarse cumplidita
pero sin rebasar los bordes del vaso medidor de agravios {ya sean estos
recibidos, infligidos, o simplemente pergeñados aunque por falta de
valentía o exceso de abulia no se vean coronados por el éxito y sí sólo
tocados, de forma un tanto inadecuada y tan equidistante del centro de
atención como del más obtuso de los ángulos desde los que pueda
considerarse una cualquiera y hasta varias si cabe de las cuestiones que
aguardan en fila de a una y respetuoso silencio a ser si la suerte les es
propicia bien tratadas, con una pamela excesivamente aparatosa si es que
no estamos hablando de una boda celebrada por todo lo alto, a todo lo
grande o, a todo tirar por dar albricias a que te has decidido por fin a
arremangarte y meterte en harina, entre la sensatez más pusilánime y el
menor — aunque si el mejor plantado, simpático y emprendedor — de los
más exaltados (hasta la fecha al menos) corajes creativos} que sea, sin que
estés sacrificando por ello su deliciosa naturalidad, demasiado fresco que
podría — incluso sin quererlo y adornado de las intenciones más nobles e
innovadoras, esas por las que siempre has suspirado y afirmado que darías
si fuese necesario cualquier cosa — reducir a la categoría de inservibles a
todos tus preparativos y arruinar el proyecto.
Te recomiendo que si no confías demasiado en tus habilidades sustituyas,
de momento y mientras te vas soltando, las ventanas por troneras.
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.