Sobre la obra
http://valentina-lujan.es/alicia/mantenerse.pdf
a su madre, la de ella, viuda para entonces del pederasta y heredera de la no pequeña fortuna que dejase al morir un tío paterno al que ella, la madre, no había conocido jamás porque se había marchado a Sudamérica cuando ella era apenas una niña; y allí se había casado y tenido hijos que, desafortunadamente, habían fallecido todos, junto con la esposa, en un terremoto y por eso el tío al morir se lo dejó todo en el testamento a la sobrina que, sí, tenía más hermanos, pero no eran sobrinos del emigrado porque éste y la madre eran hijos, a su vez, de diferentes madres, y por eso ella, la de la fisioterapeuta, se convirtió en la heredera universal de todos los bienes de “el brasileño” que es como le llamaban en la familia cuando alguna vez lo nombraban aunque donde en realidad se había asentado era en Guyana y allí, nunca supo la familia cómo conseguiría el dinero porque se había embarcado de polizón con lo puesto en un trasatlántico que zarpó una mañana de primavera rumbo a Argentina, había comprado una mina de bauxita que al ser materia prima y muy esencial, como todo el mundo sabe, en la industria del aluminio lo había hecho rico a causa de lo muy demandado que, aparte de para la fabricación de persianas y de aviones, llegó dicho elemento a ser cuando se abandonó la costumbre, tan nociva, de envolver los bocadillos en papel de periódico pero, sobre todo, con la aparición del tetrabrik.
Fin
Versaciones
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.