Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/F/mirandoportodaspartes.pdf
medio enfebrecido y trastornado fantaseando en mi mente enferma, dice, seres imaginarios y perversos que “pretenden apropiarse tu obra”; y que para ello no pestañearán ni les temblará el pulso a la hora de, investidos de la más anodina o vulgar de las apariencias, “irrumpir en tu vida y en tu casa bajo el pretexto en apariencia muy loable de proporcionarte un entorno aseado y una vida ordenada y, si hay suerte y no se le pegan cuando husmeando entre tus papeles se le va el santo al cielo, hoy un plato de lentejas mañana un tartar de salmón con aguacate” que irritó enormemente a Lola que, indignada, me dejó no un post-it tal como acostumbraba sino un folio en el que con letra muy grande y doble subrayado me instaba a decirle cuándo exactamente se le había pegado — “¡ni a mí ni a nadie!”, especificaba aunque ella por supuesto no iba a poner su cultura culinaria en entredicho dando la cara por nadie porque, en su opinión y entre paréntesis, hay profesionales muy afamados que bajo el nombre de “creaciones” elaboran platos tan del todo estrafalarios que mejor ni nombrarlos — el tartar de salmón con aguacate y me pedía, en letra más pequeña y sin subrayar un poco emborronada por las lágrimas, que por favor, por favor, lo de anodina y vulgar no le importaba y no iba a tomar (por tanto) represalias pero lo de “personaje imaginario” no podía sinceramente soportarlo; así que por favor lo quitase porque, de lo contrario, ya podía irme preparando para escuchar la monserga que me largaría mi madre cuando fuese a visitarme al hospital.
Y, después de un punto y aparte y sin rastro ya de lágrimas, que lo de perversa lo podía dejar porque le desvelaba una faceta de su personalidad en la que jamás había pensado pero “me ha parecido interesante, ¿sabe? — escribía —, enormemente seductora que puede, por qué no, estarme abriendo las puertas a nuevas formas de proceder que jamás antes se me habían pasado por la imaginación. Y pienso explotarla”.
Versaciones
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.