Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/Dib/carpet2.pdf
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Que sí, la hizo ella y no le salió del todo mal, aunque una carpeta tan sencilla la habría podido hacer hasta el mismísimo Ovidio; pero su verdadera especialidad era enojarse — "como una verdadera madre o acordaros" decía la señorita Emérita (y nos solíamos acordar, por no enfadarla) lo bien que, según ella, nos lo contó Begoñita (la Parrado) si bien (que eso también lo reconocía la señorita Emérita) su actuación resultaba un poquito carente de realismo porque, a diferencia de Susanita o Socorrín, no le hacían daño los zapatos (que era cierto, como tenía aquellos pies tan pequeñitos) y eso, se quisiera o no, restaba a la escena un punto de dramatismo — con los tíos Astolfo o Emiliano "pero de esos olvidémonos de momento", cerrando la señorita su propia carpeta y echando una ojeada al reloj de sobre el encerado, porque en el caso concreto que nos ocupaba era exactamente con el tío Gonzalo.
Papeles
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.