Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/Desvi/ycuandoquiserehones.pdf
Y cuando quise reconocer honestamente y asumiendo toda mi responsabilidad que todo había tenido lugar en mi imaginación y sólo en mi imaginación y en ninguna otra parte y sin la intervención de nada ni de nadie más, estábamos frente a unos hechos consumados y ante una situación que no tenía ya vuelta atrás por una razón que de puro sencilla habría tenido que resultar previsible sabiendo que envalentonada y ambiciosa, embriagada de sus deseos irrefrenables de introducir innovaciones que dejaran a todos con la boca abierta, Georgina no iba a consentir en modo alguno que nada, absolutamente nada, volviera a ser tal y como se venía conociendo desde siempre ni que nadie, absolutamente nadie, conservase el más mínimo recuerdo de un pasado que ella, envenenada por la envidia, detestaba hasta extremos tales que, entendí, no iba a merecer la pena seguir con el jersey de ochos que le estaba haciendo a Custodia después de tanto y cómo aunque tan corta la pobrecita y tan prudente, había pataleado y berreado suplicando y encareciendo con lágrimas en los ojos la ilusión tan grande que le hacía.
De manera que, así las cosas y sin tener ya que tejer porque el pañito para encima de la televisión era a ganchillo, y mucho más pequeño, en un par de días todo lo más volvería a estar libre o tan libre como me había sentido siempre y, así, con esa sensación y con sosiego, podría preguntarme, sin presiones ni apremios, si de verdad había yo sido libre alguna vez.
Papeles
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.