Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/A/aunconexquicui.pdf
aunque con exquisito cuidado, porque qué trabajo cuesta ser amable, de hacerlo con buenas palabras, y una sonrisa de oreja a oreja, y mis mejores deseos de que le vaya muy bien en su nueva andadura porque, pobrecilla después de todo y aunque me voy a quedar en la gloria cuando la vea salir por la puerta, es muy y, estoy segura, se le van a saltar hasta las lágrimas cuando – porque eso es algo que he hecho siempre con todas mis secretarias cuando he ido a despedirlas – le asegure que estaré encantada de, tan pronto me haga saber dónde se encuentra, enviarle una carta con magníficos informes…
Luego lo que hará será mandarme una postal que si fuera de la torre Eiffel – como la anterior, una que tuve que era muy competente y hablaba cinco idiomas – me haría yo en seguida una composición de lugar “anda, mira, esto es París” para, a vuelta de correo, indicarle “pues mira, ahí tienes el museo del Louvre que tengo idea de que está muy bien” pero, y si no ya lo verás, será de algún lugar remoto que yo no haya visto en mi vida y… “¿qué referencias podría yo darle a esta chica de un sitio tan raro?”.
Porque aquella, la anterior, era muy fina y no daba un paso si no era para marcharse a Berlín o Londres o Nueva York o Viena y otros sitios así ; pero, esta, hay que ver la manía tan tonta que tiene de pegarse unas caminatas horrorosas, en alpargatas y sin duchar que, como yo le digo , “¿y para esto hay que irse tan lejos?”.
Etiqueta: Papeles
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.