Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/Q/quienfueltioastol.pdf
En Versión 0 — tío Astolfo
En Versión 1— tío Lorenzo
En Versión 2 – tío Gonzalo
En Versión 3 — tío Emerencio
En Versión 4 — tío Astolfo
En Versión 6 – tío Astolfo
En Versión 7 — tío Enrique
En Versión 9 a – tío Porfirio
En Versión 9b — tío Eladio
En Versión 10 – el tío Astolfo
En Versión 10 a – tío Hermenegildo
En Versión original e íntegra con enlaces – el tío Astolfo
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Así pues nos encontrábamos — si la señorita de turno era la titular o lo bastante observadora y no una correturnos que estuviese hoy aquí y mañana allá sin tomarse su trabajo en serio o preocupada por si al día siguiente le cancelaban el contrato (en cuyo caso su tener la cabeza en otra parte y el ser incapaz de concentrarse estaría justificado si era madre de familia o tenía, caso que por cierto se da tanto entre mujeres solteras, a su propia madre a su cargo) — con que entendiendo que la versión original e íntegra con enlaces de “¿Quiénes somos?” era absolutamente fiable habría de entenderse, del mismo modo, que lo que nos contaron las Carvajal lo era igualmente (en parte, al menos, y concretamente en la parte concerniente al mencionado Astolfo) y no estaría, en su esencia al menos, entrando en contradicción con lo que nos contara (en su momento y en su día, claro, como no podía ser de otra manera) Sonsoles ni con el contenido de la versión aparecida bajo la fotografía de la habitación con escena familiar que fuese encontrada en la caja de galletas que a juzgar por todos los indicios había pertenecido a la tía Tirrena.
Y eso era, no podía negarse — o no por lo menos en el supuesto de que la señorita fuese una de las mencionadas correturnos, que advertida de que en el plazo de quince días su contrato quedaría rescindido no tendría ya que preocuparse por ser rigurosa en el cumplimiento de su cometido (aunque sí por su familia numerosa o por su anciana madre) y carecería por tanto de una razón de peso para faltar a la verdad —, bastante tranquilizador en lo tocante a que a un número aún por determinar de las conjeturas no se le podía poner el más mínimo pero… Pero, y esta era una cuestión más delicada, ¿Qué credibilidad habría de concederse a lo que fuese oportuna y respectivamente referido por Teresita Ledesma y por doña Gardenia?
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.