Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/Guia/elnacimiento.pdf
(continuará)
Que así lo dijo, y así lo escribió, entre esos paréntesis que pueden verse así, a simple vista, en esa letra Calibrí 11 y que es esta misma en la que escribo yo y con esa voz tan suya, pero no mía, no quiero confundir a nadie, que era prueba inequívoca de que decía la verdad o, al menos, eso también puedo afirmarlo con absoluta certeza, prueba inequívoca de que en su ánimo estaba instalada la firme decisión de continuar.
Por eso yo sé, sin la sombra de una duda, que estaba diciendo la verdad.
Y, aunque no hubiera sido por eso, la verdad, que aunque yo jamás lo hubiera sabido, sólo podía decir la verdad por la razón, tan simple y tan sencilla, de que nunca supo mentir.
No aprendió.
Parecerá una tontería, pero es así, por más que se esforzó y por más presiones y reprimendas, e incluso castigos, que recibió, no hubo forma ni manera de que aprendiera a mentir.
Yo se lo decía, sus mayores se lo decían, sus amigos se lo decían, todos los que le profesaban alguna suerte, clase, de cariño se lo decían.
– Échale un poquito de valor. Propóntelo y verás. No puede ser tan difícil.
Pero no veía. O no veía, que es a lo que voy y a lo que nadie más por lo visto iba, lo mismo ni de las mismas formas y colores, texturas incluso, que veíamos los demás.
Y que el problema era, decía, ese y ningún otro y que si es que nadie sabíamos darnos cuenta.
– Eso sí que debería — protestaba — no ser difícil.
Y que más, añadía, cuando allí estábamos todos para aplicarnos a la tarea que, entre tantos y bien repartida, no íbamos a tocar seguro a mucho.
(continuará)
Visiones
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.