About the work
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de los que hasta la fecha no había hecho partícipe a nadie — no por no darlos a conocer puesto que, como la que se había comportado de forma sumamente reprobable había sido su nuera y no su hijo, que era una bellísima persona y muy trabajador y muy buen hijo pendiente siempre de su madre, ella no tenía nada que ocultar ni de qué avergonzarse sino por evitar que la niña, su nieta, fuese mirada con conmiseración por la vecindad que, deseoso cada individuo (y sobre todo las “individuas”, puntualizó doña Isidora arremangando la nariz) de dejar patente su buen corazón, la asaetearan con constantes condolencias y “pobre angelito, tan pequeña” venga pasarle la mano por las trenzas y dándole besos y preguntando “¿de quién te acuerdas más, de tu papá o de tu mamá? hasta que la criatura terminase llorando — pero, ahora, ya fuese porque con motivo de la tacita de harina para el bizcocho o del vestido de organdí desteñido por culpa de un edredón sin centrifugar (que a quién se le ocurre) “hemos entablado amistad” dijo la abuela y cogido un algo de confianza, se animaba a desvelar la verdad de una historia un tanto rocambolesca que había sido la oficial consistente en que los padres de la niña habían fallecido en trágicas circunstancias nunca estuvo muy claro (a doña Isidora siempre que lo recordaba le daban taquicardias y perdía la noción del tiempo y del espacio) si en el hundimiento del Titanic o en la erupción del Krakatoa y confiarles que la verdad era muy otra pero no, quería que esto quedase claro, por chismorrear ni poner verde a su nuera sino para dar la explicación comprensible y razonada de que la niña viviese con ella.
No continuará
Versaciones
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.