About the work
http://valentina-lujan.es/L/levesveloslivianos.pdf
Leves velos livianos de seda, azul, muselina de raso, transparente cielo abierto por sobre la angustia, sin nube, que se ciñe y constriñe en su maldito abrazo la garganta, inclemente, recóndita, despiadada opresiva de piedades truncadas en quebranto de horizontes de luz, de esperanzas de antaño, de doblegar los miedos, de cercenar las penas, de arruinar las miserias y abolir de las yermas erraduras* estúpidas que tan sólo conllevan el seguir en la merma de la cósmica dicha a las almas herrantes* por las anchas, divinas, extensiones nimbadas de la fe que propicia — ya sin yerro ni engaño ni temor ni codicia — aguardar el momento más allá de la vida que pensamos “la nuestra” siendo apenas quimera cuando no pesadilla y acceder, limpio y libre, desprovisto de costras y nudo de estulticia, a la que aguarda al ánimo que la contempla eterna sin saber qué está viendo ni que sea a lo que aspira.
6 de noviembre de 2015
Silogismos
Poesía
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.