About the work
https://valentina-lujan.es/trans/Paraevitarque.pdf para evitar que se rompiera y no tener ― o sí, caso de que se hiciese añicos ― que desplazarse a la ciudad a cualquier hora del día o de la noche al objeto de adquirir uno nuevo tan antiguo que la abuela no se percatara de la diferencia si es que se podía solucionar con pegamento o, porque el habla no la perdió nunca, encontrara en su cabeza ésta sí muy perdida las palabras exactas con que los más lúcidos no habían logrado dar por más que dieron vueltas a las suyas para dejar bien sentado, sin levantar ampollas, con tacto, ante los padres que lo que pasaba era que, bueno, los chicos estaban acostumbrados al pueblo y a la era y, aquí, a lo mejor, en un piso, pues, para, en conclusión y con los nervios de la novedad ante el inminente cambio de quincena, terminar por perder los estribos sin mucho fundamento y llegar casi a las manos y demasiado deprisa porque es que niños como estos, tan incivilizaos, son para que los aguanten sus padres y nadie más que, después de discutirlo con serenidad y sopesando los pros y los contras, no prosperó porque dijo Noelia la del séptimo que si la ordinaria de la madre de esos tres palurdos iba a ser la Recuero, como de costumbre, ella no estaba dispuesta a pelearse con semejante señoritinga cursi y relamida ni aun en broma. – Pero, mujer, si va a ser nada más esta tarde; si mañana a esta se le terminan ya las vacaciones y llega, además, Piluca Menéndez… – ¡Que no! ― Noelia. Y que ella para reñir de mala gana prefería, llegado el caso, renunciar a los tirones de pelo que con tanto gusto le propinaría a la Recuero y pasarse el resto de la tarde sentada en la terraza, haciendo encaje de bolillos o leyendo no sabía si las Rimas de Bécquer o El mundo como voluntad y representación de Schopenhauer. Etiqueta: Transgresiones Categoría: Telas
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.