About the work
http://valentina-lujan.es/m/Me dije.pdf Me dije, resignado a mi triste suerte. Pero ya fuese porque Dios no tuviera a bien intervenir o porque se desencadenara una guerra o una tormenta, o porque sufriera yo uno de esos estúpidos accidentes domésticos que lo mantienen a uno alejado contra su voluntad de la vida cotidiana y del mundo en el que sabe desenvolverse, o porque pese a lo mucho que Ramírez encomiase tanto las dotes culinarias de su joven esposa como lo enormemente amable y lo muy cordial que era viniese a resultar que la comida de aquel día consistiera en unas latas de judías con chorizo y la señora de Ramírez hijo estuviera a años luz de ser una pizca de amable ni cordial y ni siquiera guapa, lo cierto vino a ser que, haciendo caso omiso de qué quisiera Dios, que sus recursos tendrá para encauzar las cosas a su divino gusto, y pese a mi desánimo porque me pillase en una de esas épocas de moral baja por culpa de mi madre y sus afanes por ningunearme, y a las judías — que a mí me gustan más las lentejas con oreja de cerdo — y a lo muy poquito simpática que me cayó la tan elogiada costilla de Ramírez, decidí no continuar por miedo a (que reconozco que fue una cobardía estúpida) verme obligado a, ante tantas adversidades, dejarme llevar hacia derroteros en que pudiese caer en la tentación de incurrir en un tono ácido o rencoroso o vengativo hacia una familia a la que apenas conocía. Mi amigo, sin embargo, cuando le comenté mi decisión, me disuadió de ella alegando que sería un buen ejercicio de introspección indagar en mis propios sentimientos porque, dijo, nunca está de más darse cuenta de que a lo mejor uno es menos bueno de lo que se cree, o de lo que le gustaría ser, y que descubrirlo puede significar un gran paso en el camino de la evolución, que es, aunque se nos olvide, para lo que hemos venido a este mundo. No sé si estuve muy de acuerdo con su argumentación, pero le dije que bueno; que bueno más que nada por no discutir y correr riesgo de perder los estribos y terminar enfadándome y por darle la razón antes de tiempo, así, sin premeditar, sin haber hecho ni un triste borrador de un ser malo, o cruel, o vengativo, si fuese necesario o las circunstancias lo favoreciesen, pero, en definitiva, una mala persona, sí, pero bien estructurada, convincente y creíble y, sobre todo, bien redactada. (Continuará) Etiqueta: De entre los papeles de un baulito chino Categoría: Telas de araña
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.