About the work
http://valentina-lujan.es/G/gargadelafrij.pdf Gargayo de la Frijolera que, se rumoreaba, no había existido nunca fuera de la tarjeta de visita pegada, por ella personalmente la mañana misma en que llegase y con sus propios dedos enguantados en cabritilla beige a juego con un bolso y tres maletas, al buzón desde donde precedido de un Vda. de, imaginaba ella, Bernardina…― así, a secas, reiteraba inasequible al desaliento la señorita Alicia al cabo de la pausa en el dictado que marcaba, adrede, con toda la intención de comprobar si alguna le saltaba con un “doña”; habrá que insistir y volver sobre ello tantas veces como sea necesario y hacéroslo copiar cien veces si es preciso, amenazaba, y siempre, por descontado vaya eso por delante que no quiero luego un hatajo de madres protestando “¡porque mi niña!”, por evitar equívocos y, mirándolas de hito en hito golpeando con el bolígrafo sobre su cuaderno de notas, que si quedaba claro ―, en su inocencia enternecedora o ridícula, alargando su brazo protector y rodeándole con él los hombros conjurando, así, la soledad y el olvido grabados como a fuego en las comisuras de la boca y en cada arruga de su rostro empolvado. ¿Podría un ser tan nada autónomo como Bernardina, tan dependiente de una mera sombra, puesto ante el brete en que lo colocaba la extemporánea intervención de Calpurnia o la Prieto salir al quite de su propio devenir no dando un paso en falso? La señorita Alicia no se sabía contestar a esta pregunta ni a tantísimas otras que no vinieran especificadas de manera formal en el programa que tenía que completar no se acordaba ahora si en el primer trimestre del curso o en el segundo; pero, lejos de reconocer sus lagunas culturales, escondía como el avestruz la cabeza debajo del ala arguyendo, tan sólo para sí puesto que nadie la hubiera creído, que lo de la intervención de Calpurnia o de la Prieto ― ¿o era Elvira? ― no era más que una de tantas invenciones de la en exceso imaginativa ― por no decir abiertamente mentirosa ― Susanita Estévez, tan hija de… su madre, naturalmente. Y sonreía llegados a este punto Alicia para, señalando con una de las patillas de sus gafas a la hermana mayor de la aludida, añadir en tono conciliador y tan hermana, huelga decirlo, de nuestra querida Olivia. Etiqueta: Papeles Categoría: Telas
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.