About the work
https://valentina-lujan.es/P/perolaverdaguer.pdf Pero la Verdaguer, en cuantito lo vio, como era tan buena en matemáticas o porque a lo mejor no la pillase ese día con ganas de hacer los deberes y no hubiese preparado ninguna, dijo que lo que pasaba era que estábamos aplicando un criterio equivocado, y que este cochero no era que se estuviese retrocediendo a la casilla 1 porque lo que seguramente estaban indicando los enlaces de a mano izquierda y como el avance en el juego es siempre en sentido contrario a las agujas del reloj es de dónde se venía, no adónde se iba, y que lo más probable es que a alguien en el uno le saliera un 5, y de puente a puente le tocó tirar y entonces le salió un 4. Y que mira tú que fácil. Y como a la Verdaguer esas cosas no se le discutían nos dimos todo el mundo punto en boca, que hasta la señorita, que dijo que pero que bueno y que ella se había dado cuenta pero que quiso comprobar si estábamos atendiendo. La Verdaguer murmuró “cabrona” por lo bajo. La señorita hizo como que no la oía y, mirándola con los ojos muy tiesos, que pero lo de la tarea para casa seguía en pie porque si invertíamos el supuesto las hipótesis que había planteado ella en la pizarra servían. Y que “a ver qué milonga me cuentas mañana”, le dijo. Etiqueta: Papeles Categoría: Telas
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.