About the work
https://valentina-lujan.es/H/almibarado.pdf Almibarado constelación transitar, estornino reblandecer frugal, ningunear volátil restricción despacio pero sin amortecimiento ni dislate precursor, como tantos de sus complementos incorrectos, de estandartes destilados al viento del norte en esos días tan raídos del viciado en que, sin motivo aparente y mucha enjundia, disparatan los fingimientos antropoides para, por el contrario de lo exiguo del fomento, embellecer a lo más alto del combate a las astutas contumacias que, perversas, accionan los mimetismos más conversos en su afín tendencia al paulatino temperamento destronado del que fuera su hogar y su morada y su sustento y en el que, al ardor de los tiempos, encontrase justificación o compostura a un pasado que, no siendo en verdad pluscuamperfecto ni de subjuntivo o inmolado, retrotraía la virtud a lo más plástico de todo un recuento ordenado y secular de temperancias que, no por escuetas o tempranas, dejaban de servir los desayunos en bandejas que, para qué voy a mentirle si usted sabe, no podría decirse que fuesen de verdad de plata. – ¿De qué?, en tal caso. En tal, ni idea; porque usted querrá, como es de su poner la gallina sus huevos, precisión en la res puesta a la sombra o amparo de un calor tan intenso; pero de cualquier otro tal ante todo o a desmán o prior y dad por hecho que hallar e isla res puesta don dele corres pon de por derecho propio. – Considerando, en tiendo sino estar de, que usted no es taba allí para compro bar local en venta ni llamar ada[1] o rechace la herencia de sus ante pasa dos calles y dobla ala derecha. Y me dibujó, para que no me perdiera, un plano de tal lado. [1] Tercera persona del singular del presente del subjuntivo del verbo adir. Etiqueta: Quimeras Categoría: Prosa
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.