About the work
https://valentina-lujan.es/Y/ylacanallagrit.pdf
Y la canalla gritaba, y sus voces se rompían, y se quebraban los brillos que en las antorchas lucían con sus llamas de colores rojas, amarillas, densas, ensombreciendo el asombro que en los ojos de la inquieta multitud abigarrada que permaneciendo quieta sentía latir en sus almas, en sus pulsos y en sus venas, las pasiones desatadas de furias y otras miserias que arrasaban a su paso con todo lo que de buena pudo tener algún día una Humanidad que espera que alguna vez todo acabe, y se terminen sus penas, y aparezca allá a lo lejos, en lo alto de aquellas peñas, el nuevo Sol que dé vida, calor y que permanezca en las almas de las gentes iluminando caminos de cordura y de presteza que se apresure apacible, bondadosa y bien serena, a poner en orden todo cuanto por venir aun queda y bálsamo en las heridas de los que dolientes gimen y se duelen y se dicen que qué fue lo que los hizo permanecer tantos años en brazos de las Erinias y perdidos en la negra sinrazón que sin razones o con ellas muy perversas los mantuvo, sin sentido, enardecidos y locos, prisioneros de la guerra.
23/08/2012 13:42:32
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.