About the work
https://valentina-lujan.es/D/desesperante.pdf
A las personas que tenemos ya una edad ―eufemismo que ni encubre ni suaviza nada, todo el mundo sabe que tener una edad es sencillamente ser viejo― nos sucede con frecuencia.
Que sales de una habitación para ir a buscar algo a otra, y cuando llegas, a qué venía yo aquí.
Pero se soluciona fácilmente recurriendo al truco que todo el mundo conoce y da bastante buen resultado; te das media vuelta y regresas al lugar de donde viniste y, justo allí, anda coño ya me acuerdo.
Bueno, pues lo mismo pero a lo grande, a lo bestia. Eso sí que es un problema, para mí al menos…
Quiero decir ―en cortito y por no aburrir―, que es exactamente lo que me pasa cada mañana. Que tan pronto tomo consciencia de que soy un ser vivo (y lo mismo racional y hasta pensante, puestos a fantasear) me pregunto, antes incluso de ni abrir los ojos, a qué habré venido yo aquí.
Y no consigo acordarme. Setenta años dando vueltas a qué coño habré venido yo aquí y sin conseguir que se me venga a la cabeza por más que me devano los sesos y termino, hasta a veces, con dolor de cabeza.
Y pienso que debo de saberlo, debo de saberlo estoy segura; pero, por más que discurro…
Y, encima, sin ni poder echar mano del truco tan socorrido de regresar al lugar de partida y, desde allí, pues ya…
Pero a qué puñetero ni jodido punto de partida puedo regresar si tampoco me acuerdo de dónde vengo.
¿Es o no es desesperante?
*
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.