About the work
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y santiguándose, se cruzaban apenas al alba camino de la iglesia con ella sonriente y siempre con sus tacones, tan peripuesta y ya de buena mañana tarareando, tan alegre, aquellas melodías que entonaba por lo bajo, como en sordina y a media voz, para ella sola, dedicando a las cuitadas su sonrisa vivaz y, en las mejillas sonrosadas, tersas como manzanas, aquellos hoyuelos que se le marcaban aunque luego, ya de verdad a solas o con alguna de las muy contadas almas comprensivas de su confianza, sin tarareos a media voz sino entera y quebrada por la congoja, los ojos se le llenaran de lágrimas y, entre hipos:
– Si es que yo lo sé que en este pueblo no me quieren.
– ¡No han de quererte! — Escandalizada el alma comprensiva, queriendo animarla — No han de quererte y bien sabes lo contentos que se pusieron los sobrinos de don Nicolás cuando…
– No — ella, sonándose que, la otra , “¿te das cuenta como no debes de llorar, que moqueas y te vas a hacer un desgarrón sin querer?”; y la Loli se reía entre lágrimas y la tranquilizaba “¡que no mujer!” —, si los sobrinos y más si son lejanos sí, pero, por lo general pues no.
– Bah — el alma —, ¿qué es en definitiva lo general cuando por lo general se da tan poco?
Y que lo mejor para que no se sintiera culpable era que no perdiese de vista que, cuando más cuando menos, por encima o por delante de los sentimientos suelen estar los intereses.
Fin*
*Al mote número uno de una bienvenida que empezó como quien no quiere la cosa un diez de diciembre y trajo, sin que se hubiera contado con ello, mucha… pero que mucha cola.
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...
Y su “pues a ver, atendiendo a mis menesteres como cualquiera” cuando, evasiva, respondía sin dar mucho detalle a la pregunta malévola de ellas inquiriendo “¿qué, de algún servicio?” o, más explícita si conocía que ninguna de las mujeres era familiar del cliente, se alargaba a dar cuenta, somera siempre, de si algún adolescente disoluto “y así — decía — pasa luego lo que pasa”.
El alma, que comprensiva, sí, pero chapada a la antigua y que le daba mucho repelús aquel cascabelillo, pequeño, que llevaba la Loli en una de las aletas de la nariz.
Porque parece ser que las almas en su mundo no tienen, porque no la necesiten tal vez, una noción muy precisa de en qué coordenadas se desenvuelve lo espacial.
Papeles
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.