About the work
http://valentina-lujan.es/alicia/nologrecolocar.pdf
y mira que lo intenté, porque lo intenté pero lo más extenso que alcancé a elaborar fue el Parque del Retiro, con su monumento a Alfonso XII y sus arriates, y sus echadoras de cartas y sus títeres y sus dibujantes de caricaturas y sus… esos jóvenes, ya sabes, que permanecen inmóviles como estatuas para ganarse unas monedas; que está bien, porque el Retiro tiene su encanto, quién lo duda, pero a mí no me servía, tan concurrido, para que tú, Susanita, mordisquearas manzanas balanceándote, a la vista de todo el mundo y sin más atavío que tus tres hojas de parra, tan ricamente en todo el centro del estanque recostada en una barca o llevando, por entre la gente y tus tacones, al cocker Sánchez con su correa que, en el Edén, lo comprende cualquiera, habría dado un espectáculo del todo anacrónico y resultado, tú, no poco chocante abriendo el bolso y dejando caer unas monedas impensables en el platillo del joven estatua o, sentada, cruzada de piernas tan campante, tomándote un granizado de limón o una cerveza con patatas fritas en una terraza.
Pero el Edén, como Dios manda o imagino yo que debió de ser, no me salía y renuncié; renuncié y me limité a procurar pensarte sola sin importar en qué lugar, pero sin nadie o, como mucho, en el jardín de las Gordillo de Carlota, ¿te acuerdas?, leyendo un libro, de poesía, de poesía estaría bien, con tu vestido de organza y mangas de farol y tu pamela bajo la mimosa que, en el original, fuera nadie a saber si estaría siendo de verdad plateada…
Fin
Esta versión no lleva firma, si bien cabe suponer que debió de escribirla algún chico de la clase de Susanita. O eso es al menos lo que dijeron los expertos, que apuntaron la posibilidad de que estuviera enamorado de ella.
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.