Sobre la obra
Cada día, cuando se abría paso la mañana y todo comenzaba de nuevo , celebraba su particular liturgia de las horas. Lo hacía sin solemnidad alguna, sin alharaca ni boato, sin aspavientos ni golpes de pecho, con la naturalidad de quien sabe que al hacerlo renacería una vez más.
Al despertar solía mirarse en un viejo espejo que siempre, desde que tenía recuerdo, estuvo apoyado en uno de los límites del universo desordenado y caótico en el que siempre había habitado. Le gustaba hacerlo porque tenía la certeza de que, como siempre, encontraría reflejada su alma. Un alma inocente, ilusionada e ilusionante, a veces pueril que abrazaba a un corazón que jamás reconoció las fronteras entre lo posible y lo imposible, entre lo real y lo irreal y que no sabía vivir abstraído de la emoción.
Disfrutaba con la visión de quien fue, tal vez quien era aún, abstraída del tiempo, abstraída de su historia, como si nada hubiera pasado, como si nada fuese a ocurrir. Libre.
Su reflejo era realmente ella.
Registrado en Safe Creative
Código: | 2308034964113 |
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Fecha: | 03-ago-2023 10:03 UTC |
Autor: | Antonio Guerra Alvarez |
Licencia: | Todos los derechos reservados |
Sobre el creador
Fotógrafo, pintor, ilustrador, dibujante. Buscador impenitente