Sobre la obra
Al entrar en aquel lugar de paredes desnudas sintió que el vacío, del que siempre había huido, había llegado a ocupar la totalidad del espacio que en otro tiempo ocuparon.
Un espacio mínimo y, a la vez, inmenso en el que sus corazones, de manera imperceptible, con el paso del tiempo, se habían transformado en dos aberrantes formas poliédricas de cristal que desgastadas se quebraron, haciéndose añicos, con el mas pequeño roce.
Tuvo la sensación de que habían escapado, de que habían abandonado sus sueños, de que ya no no eran viajeros unísonos.
Al irse no quisieron salir por la misma puerta, no quisieron despedirse.
Tenían miedo al saber que en cada uno de los adioses se escondía una pequeña muerte, que cabía la posibilidad de que no volvieran a encontrarse, de no volverse a ver.
Esa fue la razón por la que decidieron dejar todo ordenarse, no despedirse y mantener la esperanza de volver a tenerse, a pesar de las horas yermas. Querían sentir de nuevo la emoción de esperarse
Sobre el creador
Fotógrafo, pintor, ilustrador, dibujante. Buscador impenitente