Sobre la obra
Parábola sobre la expresión que no hay que mirar atrás para avanzar, cuando en realidad, es casi al contrario, que no hay ángulo que no se deba dejar de mirar, en nuestro avance vital cotidiano.
El dibujo está formado por dos postes de ladrillos con frontal formando un mosaico, laterales serigrafiados con el número del dibujo y suelo alicatado de piedra o mármol, sobre los cuales se colocan dos columnas con dibujo en relieve, que sirven para soportar dos esferas que bien podrían simular las diferentes caras del planeta. Entre las esferas se produce una descarga eléctrica, al igual que dentro de cada esfera. Entre las columnas está un gran muro de ladrillo, en forma de mosaico, sobre el cual hay un dibujo grande en relieve. Encima, el cielo, con nubes de color que sobrepasan el muro.
Sobre el creador
“El pálpito y la intuición se delibera, con la precisión con que construyamos el borrador difuminado que generan.”
Saltemos a plomo al escenario en turbulencia
de letras automatizadas a la mil y una potencia
sabiéndose las nuestras sin certificar desaconsejadas
ingenien combinaciones por no entender ser descalificadas
bajo leyes puras entre consentidos voceros aplicadas.
Que sus dueños por herencia y no por pertenencia
si perdonan aunque por oficio legal intervengan
vean por el reflejo de la pluma insegura que se tienta
más temeroso que a conciencia cuando secciona ideas
asumidas en manual como creída base de palabras y metas.
Sus victorias de envoltorio juzgadas como perdidas
aunados transformamos en desafiante revulsivo
el esplendor de atrevimiento sin norma ni rango
y sobrando comportamiento cara al nativo fundamento
que es con su más poderosa ganancia la comunitaria.