About the work
https://valentina-lujan.es/D/dilealvientoque.pdf
Dile al viento que se pare1 que no sople y que se calle2 en los oídos de los niños3 y en las bocas de sus padres4; de sus padres de sus madres5 sus abuelos y quién sabe6 si algún amigo lejano7 de la suegra de un viandante8 o cercano de un sobrino9 de un pariente navegante10.
Díselo díselo al viento11 que no silbe y que se pare12 que se calle y que no sople13 secretos en los oídos14 de los torpes tontos necios15 insensatos y mendaces16 que no saben y no quieren17 dar los pasos que los lleven18 a ser algún día más listos19 más buenos y más audaces20 y a aprender la voz del viento21 y a sentirlo y a escucharle22.
Díselo díselo al viento23 dile al viento y a su padre24 el Dios que todo lo envuelve25 y la madre que lo pare26 lo detenga y no lo deje27 de su mano desviarse28 lejos del soplo divino29 que divinamente yace30 tan tranquilo y tan sereno31 en el silencio que pace32 sobre los campos abiertos33 las montañas y los mares34.
Díselo díselo al viento35 y que se lleve de calle36 por atajos y veredas37 oscuros e intransitables38 la insensatez insolente39 que se mece y que subyace40 adormecida y perpleja41 asombrada e insondable42 entre las sombras sedientas43 de vientos que las arrasen44 y liberen las candelas45 que velan por alumbrarles46.
24 de febrero de 2012
Rap
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.