About the work
https://valentina-lujan.es/L/lenguasdefuego.pdf
Lenguas de fuego que fatuas pronuncian infiernos tenues y pisadas que se esconden tras los vanos pareceres de qué está siendo qué pasa por el pensar de quien siente que los años arrastraron la vida que se desmiente negando haber sido otra que la que cuando enmudece no borra huella ninguna de qué fue más que el presente demorándose en el vientre del mundo de unos sentidos mentirosos e indolentes que se hurtaron, con desidia, sin voluntad ni deleite, a trascurrir sin más daño que el olvido que se vierte sobre la nada arbitraria, caprichosa y tan corriente, temeridad portentosa frívola y harto elocuente que se arroga sin cuidado la vacuidad que se extiende desde la cuna a la puerta de salida de la muerte que abre el paso a la aventura que fue, es y será de por siempre, la que emprenda el alma libre de chavetas y grilletes.
15 de diciembre de 2012
Deliquios
Poesía
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.