About the work
https://valentina-lujan.es/Z/zureos.pdf Zureos zarandeando zozobras entre zarzales y — entre graznidos y esbozos de abrazos asaz gozosos; zarabandas de zorzales, zarapitos, zarigüeyas, y el trabazón de alborozos de los mozos y zagalas zafándose en zigzagueo al solaz de las azules o azulencas azucenas, rezongando jerigonzas, tamizadas, azarosas, de retazos retozones o briznas de sinrazón concienzuda de certezas zambulléndose en bostezos enlazados con anzuelos embozados de zalemas esforzadas por zaherirlos, zumbones, y zamarreros — a tropezones se izan, alzan y su prez rezuman frente a la faz infeliz de alabanzas perezosas enraizadas, enzarzadas, en trozos de escaramuzas trenzadas entre espeluznos de atenazador azote que, deslavazado y zaíno, con desazón se desliza entre cazurros zumbidos que lo azuzan y lo lanzan a un pozo de chabazite que lo destrozará en trizas que trazará, en la pizarra, a la sazón una tiza con trazas de danzarina , en zapatitos, y bizca, y una zambomba zumbando en sus brazos una pizca, y, en rizos entrelazados, muy pizpireta una pinza y, en la pinza, zalamera, una fugaz azalea. Ay qué gozo y qué algazara finalizar la proeza esforzada y tan bizarra de engarzar zeta con zeta y, descalza en la terraza, zapatearse una zambra con azumbre de cazalla y zurciendo, sin vergüenza, el azar con la esperanza. 1 de mayo de 2023
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.