About the work
https://valentina-lujan.es/trans/atrapadas.pdf
y dichos y chascarrillos y sentencias de las que, pese a denodados forcejeos por desprenderse los unos de los otros no lograban ellos desligarse, ni ellas, las pasiones, desprenderse enredadas las unas con las otras en una maraña de emociones difusas que las confundían, para — una vez manumitidos ellos de la esclavitud a la que los sometían sus semejantes aun tan heterogéneos y dispares, y exoneradas ellas de la asfixia a que las condenaba el reducido espacio emocional en que sus homónimas, tan exaltadas todas, las confinaban — desprovistas las ellas de ataduras a memorias oscilantes entre luces y sombras y desnudas de presagios a veces oscuros a ratos brillantes, adquirir el visado que les otorgaría el derecho pleno a la libre circulación y, de boca a oído difundir, cuando no llana y aviesamente propalar, retazos de futuros evocados y de pasados presentidos quién podría, a ellas, tan poderosas, ir a pedir cuentas del porqué de que tanto las memorias presagiadas como los predictibles olvidos logren, sin más pertrechos ni herramientas que sus mutuas y respectivas obstinaciones y fragilidades, recomponer con los fragmentos ver arriba innumerables anécdotas, dichos, sucedidos, chascarrillos, sentencias, que exclaman, sorprendidos, sorprendiéndose los unos a los otros
– ¡Pero cómo has crecido!
– ¡Pues anda que tú!
Y, las pasiones
– Tú, tan alta y tan esbelta como siempre.
– Ya. Pero no te creas tú qué, que ando un poco… Y, tú, ¿qué tal?
– Pues ahí ando… De la que me han dicho, en cambio, que está cada día más, es aquella bajita… ¿Te acuerdas?
– Ah, pero es que esa…
– Tan bajita, oye; es verdad.
– Sí, pero qué fuerte.
– Y, de la que estaba por las artes ¿Qué sabes?
– Poco.
– ¿Y por el conocimiento y la sabiduría?
– Nada.
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.