About the work
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que es algo que se le puede quedar a cualquiera en el momento más insospechado — estaba diciendo un señor grueso, de aspecto bonancible, en la mesa de al lado a la mujer seria, de mirada triste, que lo acompañaba.
Y que en tales casos lo más importante es no dejarse ganar por el desánimo, alentar a la imaginación a tirar para adelante…
– No. Ya. Sí. Si eso lo entiendo — suspiró, lento y bajito, removiendo el azúcar del café sin lo que me pareció mucha convicción no supe, ni sé, si en sus propias palabras o en la necesidad de remover el café —, y la imaginación, tira, sí, pero… y ese es el problema… — agarró la taza del café y se la llevó a los labios, pero la retiró antes de rozarlos y la posó con un gesto inesperadamente brusco —; el problema es — había abandonado el tono suave y la mirada se había vuelto menos triste, que no dulce — que tira para adelante sí, ella, tan lista y tan resuelta, y con su propio y jodido aliento.
Me gustó, lo de jodido, le daba un toque peculiar, exótico, diferente, a su aspecto elegante y abatido.
Y se rio. Rio con esa risa fresca de quien de verdad está contento, no la risa amarga del resentido.
– El problema, tesoro — breve pausa para con movimiento enérgico beberse el café, de un trago; el café y su vaso de agua, también de un trago; y el vaso de agua del señor grueso de aspecto bonancible, de otro trago.
Que así, contado, con las comas y los guiones y los acentos parece más largo, pero fue un instante.
– El problema, tesoro, es… ¿O eso ya lo había dicho? Bueno, es igual… — agarró uno con cada mano los vasos vacíos y los colocó, frente a sí, uno al lado del otro musitando esto es una guarrería de fila, si tuviese por lo menos tres… — es, te decía, que el aliento jodido que necesito no es el de… — dedicó una mirada a los vasos, idénticos, y los intercambió, el de la derecha a la izquierda y el de la izquierda a la derecha, y les sonrió —, de esa imaginación abstracta y genérica y vulgar y facilona que va a su propio jodido aire y a su propio y jodido ritmo… ¿Demasiados jodidos, tal vez?... Borra los que sobren de tu imaginación… Jodido…, vaya, lo siento, ritmo al que funciona en todas las… ¿Personas? ¿Normales? Te juro, tesoro, que hay que fastidiarse.
Y se puso de pie, y echó a andar, pero antes de llegar a la puerta explicó ah, que se me olvidaba y regresó, y descolocó los vasos con mucha aplicación y, como algo accesorio o secundario, dejó caer un beso que fue dar más o menos por la sien izquierda del señor grueso y bonancible para añadir, acto seguido, ahora tengo que marcharme.
Y esta vez sí llegó a la puerta, y allí giró la cabeza y, en voz alta, como si la tuviesen que oír desde muy lejos, espero haberte sido de ayuda; siempre que me necesites llámame.
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.