About the work
https://valentina-lujan.es/B/burbujasdeserrin.pdf
En los bordes de un eclipse se miraron bebiéndose como si doliera el infinito espacio que dejaron, desnudo y sin aliento, irse desvaneciendo hasta agotarse las pulsiones a cada instante más livianas que, en su iracunda palidez cerúlea, lucharon en un último esfuerzo por la gloria perdida en los albores del desastre que venía augurándose inminente y arrastrando, en una deriva jalonada por el desenfreno del despiste agarrotando sus miembros ateridos, toda una cohorte de preludios vocingleros incursos en su gemir desgajado del entrechocar de las pocas copas que se alzaban a los cielos brindando “por ustedes” — aunque con voz pastosa — en tanto las más (o menos torpes no ya quizás en número pero sí en heterogeneidad) que aún quedaban inmóviles murmuraban colores que viraban del más amargo de los puntos de inflexión a la más punzante, estrábica apenas, de las sombras en exceso descocadas que, sin perder el paso de su desenfocado tremolar, daban las gracias.
6 de diciembre de 2017
Siligismos
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.