Bello y sublime viaje. Hoy la brisa tiene un aroma a pasado despeina los recuerdos y los riega por aceras anegadas de adolescencia. Hojas secas se sujetan a la ventisca, a su paso crujen antiguos veranos cuando solo con miradas se conquistaba. En las lagunas de la memoria rojizos ocasos se reflejan como el sonrojo sobre blancas mejillas cuando una mirada fugitiva es descubierta. Grandes tormentas braman en el tiempo, con olas bravas el arrecife envistieron, canta el mar su gloria al besar la playa naufragios del fondo ha traído ya no hay búsqueda, en el olvido han quedado. Ya no existen inocentes ni culpables todo fue parte de la vida no hubo necesidad de juicios, solo se presentaron los caminos para buscar nuestro destino. Lo que pudo ser no fue y lo que fue debió ser, todo lo que se excluyo no fue tomado y lo que se incluyo hoy son la agradable compañía de este bello y sublime viaje.

Fantasía, mi gran tesoro. Los sueños llegan al anochecer y con el rocío del silencio que la noche atrae, al cerrar los ojos salto a mi infancia. Con cara de asombro en el espejo de un charco puedo ver la elegancia de mis harapos y pies descalzos. Siempre con imaginación desbocada viendo a las hormigas construyendo castillos, persiguiendo libélulas cual si fueran hadas, y escuchando la serenata de los grillos cuando están enamorados. Puedo volar cuando el sueño re me abraza, soy viento arrastrando polen y amigo de la apresurada oruga cuando diseña su capullo para su próxima metamorfosis. No hay tiempo cuando eres invitado especial a la eclosión de la mariposa, el gran alquimista que todo lo creo concede el milagro de la gran transformación y nos demuestra con esto, que la verdadera belleza siempre aflora de dentro. Absorto asisto a la firma del pacto entre una rosa y el viento; ella promete siempre impregnarlo con su aroma y el, concederle la eternidad al no rasgarla pero si acariciarla permitiendo que el rocío la atavié sin que sus espinas lastimen. Sigo extraviado en este mundo de Morfeo, puedo ver incluso, la liviandad del vuelo de la abeja, sentir el amor que fluye de su reina y la lealtad de sus obreras, si quieres saber de amor sigue su ejemplo, el amor en la colmena no se finge, mucho menos forma parte de un cuento. El silencio es ataviado, en la brisa mañanera navegan diversos cantos, se aligera el sueño, el tiempo no se apura, la paz surge mientras el cenzontle da su clase de canto al gorrión, al jilguero y al ruiseñor. La algarabía de la mañana despierta mis sentidos, la realidad me domina y me demuestra que la vida es bella y yo pensando que en mi niñez fui pobre, pero cuando abro este cofre de sueños me asombra la riqueza que guarda dentro, mi fantasía e imaginación es un gran tesoro.

Cada paso una opción. La alternativa no era elección cuando solo había una opción, era difícil resistirse, el horizonte a mis pies le pedía mis pasos. Solo por momentos, con el dolor que mi destino guardaba fui golpeado tan fuerte sintiendo la intensidad de la vida, he aprendido que un momento puede tragarse fácilmente un año. Posibilidad era la oferta, y el destino ofrecía con la disyuntiva, la tomas o la dejas. Cualquier elección nos arrastra a vivir la vida y en cada elección también elegimos sus contrastes, lo frio con lo caliente conviven, el amor y el rencor se encuentran, la pared que brinda un escudo a nuestra retaguardia se convierte en el freno del pecho cuando la espada el paso nos cierra, y los sueños a veces terminan en pesadillas. Siempre he aceptado las opciones, algunas positivas otras negativas, sin embargo, todas me han ayudado a marcar mis pasos. Marcar mis pasos en la tierra esa era mi única opción, de que sirve tener pies si no se intenta plasmar las huellas. La vida es así, nos envía sus calamidades para exprimir de nuestros ojos las lagrimas y nos contagia de alegrías ajenas para que la empatía nos dibuje una alegre sonrisa.

La paz de la montaña. La paz de mi montaña siempre en mis memorias va, la montaña siempre me hacía sentir la suavidad de la vida. Me gusta cerrar mis ojos para que las estrellas que ahí tanto brillan fulguren nuevamente en mi memorial y como evitar que las luciérnagas en mi interior enciendan sus luces. Aún recuerdo el bisbiseo del rio cuando sus aguas se restregaba con la ribera calmando la sed de la tierra. Sabían que mis pies conocen el sabor de cada piedra, de cada sendero al arribar a la montaña, de cada espina, de la tierra mojada y de toda hierva tierna? Si algún día van ahí se sorprenderán de la simpleza de la gente, un abrazo es lo más valorado, las sonrisas no son falas como las de las selfis, y siempre te regalan sus lágrimas cuando te despides. La alegría no se garantiza porque siempre está asegurada, en cada casa encuentras un sustento y en ocasiones de tormentas siempre ofrecen sus techos e irremediablemente caes avasallado ante la belleza interior de la gente. Han quedado lejos esos momentos en que la pereza no prohibía adelantar las horas del reloj, la suerte siempre se repartía en las primeras horas del día, el trabajo en el campo nunca faltaba. Cuando en mi rutina se atraviesan esos instantes, la bruma difumina mi mirada y el arroyo que bordeaba mi casa de vez en cuando corre por mis ojos formando cascadas por mis mejillas.

Siempre un paso adelante. Y aquí estoy, aun indómito, arrastrando batallas y sanando dolores que me atacan. Las batallas no terminan una tras otra siguen, silencio e inteligencia siempre es la mejor arma. Cada día es un comienzo pero el tiempo y la brega no me permiten al comienzo inicial darle un posible final, el esplendor de lo nuevo apenas se organiza, sin embargo, mi deseo puede dar testimonio que dentro de la caja de pandora aún sigue cautiva la esperanza. La travesía en esta aventura ya es larga, mi auto relato me hace cada vez más fuerte, la tregua me invita a la pausa y la pausa me abraza pero el tiempo es veloz cuando esto pasa. Todavía mis huellas se plasman, siento que aún no es tiempo para obtener mis alas, para esa ocasión aun no estoy capacitado. El dolor es la prueba de vida, y la vida es una batalla en la que se obtienen las heridas para sentirla. Siempre voy un paso adelante, al que no veo ataco primero, al emisario infiltrado le entrego mi mensaje, se revolver bien el agua del rio para obtener mi ganancia, quiero seguir en la batalla, ya no importa si la pierdo, sabiduría y salud todo me lo ha dado.

Amistad sin barreras. Quien puede poner barreras a la amistad? acaso no está claro que la misma amistad tiene el poder de derribarlas. acaso existe alguna ley que la prohíba? Solo con la pluma de la ignorancia es posible escribirla. No se puede borrar o siquiera difuminar las estelas de aventuras compartidas, la vida se compone de todo eso, incluyendo sueños, risas, proyectos y porque no, cataclismos pandémicos. Cada recoveco del alma colmado por todo eso, es imposible vaciarlo, porque eso sería como borrar la memoria de toda nuestra existencia al estar ligadas algunas vivencias a nuestro presente. Amargos y dulces momento ya fueron sufridos y vividos, y esa certeza es lo que ata a los amigos tan fuerte que ni leyes y prohibiciones pueden deshacer. Aristóteles decía que la amistad es un alma que habita en dos cuerpos y un corazón que habita en dos almas, eso es precisamente lo que nos une. Entonces como pueden las leyes o mentes cuadradas ir en contra de lo que opinan los sabios, cuando al iniciar una amistad las almas firman un pacto y por ende el pacto se vuelve divino, pacto que jamás rompería, y mucho menos me arrepentiría haber firmado. Y aunque el tiempo es un ladrón que roba las juntas de los caminos, las vivencias como tesoros guardados en el alma siempre nos unirán tal cual el alma al cuerpo. Hicimos historia en cada jornada y agradable rutina y eso es todo lo que importa, nada es pasajero pues ahí queda, en la estela del tiempo que cada quien fue dejando. Experiencia y conocimientos son la muestra de una amistad que hoy en día está en pausa, sin embargo tienen mi promesa que alguna días se reiniciara con la misma intensidad.

Eterna coincidencia. Qué pasaría si los caminos siempre fuesen paralelos? o un solo sentido tuvieran? nunca dos destinos en común se unirían e iríamos con la mirada eternamente al frente. Habría muros al final de cada camino, el sol y la luna ya en eclipses no se unirían y el día y la noche nunca en algún momento se encontrarían. Los expertos opinan que las coincidencias no existen, supuestamente el primer evento fue inadvertido dejando en pausa próximos encuentros; eso explican. Tal vez en algún momento en un ángulo obtuso de mi vista estuviste, transitando tu presencia en mi horizonte y en mi subconsciente te quedaste en espera de ver tu amanecer nuevamente. O quizás, como el siclo lunar y solar, nuestra historia en universos paralelos constantemente se repite y en cada uno el encuentro prosigue. Empiezo a creer en la posibilidad de que aquella leyenda mística del hilo rojo sea cierta y de alguna manera estemos unidos superando dimensión y tiempos. Porque a pesar que los caminos paralelos nunca se unan, siempre en algún momento se bifurcan, y eso es lo que hace que encuentren un destino. Lo cierto es que, a donde quiera que vayamos después de este tiempo, buscare tu inconfundible mirada entre la multitud de tantas otras, creando un concepto diferente de la palabra coincidencia.